Tras días de expectativa y deliberaciones en la Capilla Sixtina, el mundo católico recibió con emoción la noticia: la Iglesia tiene nuevo papa. La fumata blanca que emergió del Vaticano anunció al sucesor de San Pedro, elegido por el Colegio de Cardenales tras un cónclave marcado por profundas reflexiones sobre el futuro del cristianismo en el siglo XXI.
El nuevo pontífice, Robert Prevost, proveniente de Estados Unidos, ha adoptado el nombre de León XIV. Con una trayectoria pastoral sólida y un perfil cercano a las comunidades más vulnerables del Perú, su elección refleja un claro mensaje de renovación, esperanza y compromiso con los desafíos contemporáneos.
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Como cardenal, Prevost ocupó varios cargos en congregaciones vaticanas y fue nombrado cardenal y prefecto del Dicasterio para los Obispos.
Formado en la Unión Teológica Católica de Estados Unidos, y estudios en teológicos diversos, su pensamiento se ha caracterizado por su enfoque doctrinal, su estilo pastoral, y sus tendencias reformistas.
Según muchos evangélicos piensan, esta elección Prevost está fuertemente dirigida a hacer resurgir el catolicismo en América debido ante el gigantesco crecimiento de los evangélicos.
