Según Mhlakela, tuvo una visión en la que vio a Jesús sentado en su trono y escuchó una voz que le anunciaba: “Estoy por venir; el 23 y 24 de septiembre regresaré a la Tierra”.
El hombre asoció estas fechas con la Fiesta de las Trompetas o Rosh Hashaná, que en 2025 comenzará con la puesta de sol del 22 de septiembre, una festividad judía de gran significado espiritual.
Mhlakela alentó a sus seguidores y espectadores con la advertencia: “El rapto está sobre nosotros, estén listos o no”, recalcando la inminencia del momento y la necesidad de mantenerse alerta.
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El video con su predicción acumula ya cerca de medio millón de visualizaciones y ha generado un intenso debate en redes sociales y medios cristianos. Sus seguidores respaldan sus afirmaciones citando el pasaje de 1 Tesalonicenses 4:16, que menciona la venida del Señor con voz de arcángel y trompeta de Dios, y lo vinculan con esta celebración hebrea.
Este llamado a la expectativa ha dividido a la comunidad evangélica. Mientras muchos afirman estar preparados e incluso venden sus pertenencias, otros, como el pastor Andrew Morse, advierten sobre el peligro de establecer fechas exactas, recordando la advertencia bíblica de Mateo 24:36: “Nadie sabe el día ni la hora”.
Las autoridades religiosas también alertan sobre la proliferación de calendarios proféticos y visiones particulares que generan expectativas que, de no cumplirse, conducen a la decepción. Subrayan que la esperanza en la segunda venida de Cristo debe centrarse en la fidelidad y el crecimiento espiritual, no en fechas concretas.
Mhlakela concluyó su mensaje con un llamado al arrepentimiento y la fe, instando a los cristianos a estar preparados sin importar el día elegido.
El mensaje de esperanza en el regreso de Jesús es central en la fe cristiana, pero la Biblia instruye vivir en santidad y vigilancia constantes, no en especulaciones temporales. Como dice el Evangelio: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora” (Mateo 25:13).
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La promoción de fechas específicas para el regreso de Cristo se considera una desviación doctrinal que puede causar confusión y división entre los creyentes. Se exhorta a no seguir voces sensacionalistas y a fundamentar la fe en la Palabra de Dios y la esperanza eterna, con prudencia y sin temor.
Este caso particular ejemplifica por qué la comunidad cristiana está llamada a examinar todo a la luz de las Escrituras, evitar especulaciones infundadas y centrar su fe en la relación con Cristo y la preparación espiritual diaria.