Niño de 2 años es llevado a la Cárcel por llevar la Biblia en la calle de Corea del Norte

El ejército de Corea del Norte ha desatado una escalofriante persecución contra cristianos, incluso contra menores de edad, por el simple acto de profesar su fe. Recientemente, salió a la luz un episodio ocurrido hace una década, donde un menor fue condenado junto a sus padres por orar y compartir las Escrituras en la privacidad de su hogar. Este caso, revelado por un informe de Libertad Religiosa, arroja luz sobre la creciente violencia que enfrentan los creyentes en el régimen norcoreano.

Según un reciente informe del Departamento de Estado de EE. UU, más de 70 mil cristianos han sido encarcelados en Corea del Norte debido a su fe. En 2009, una familia entera, incluyendo a un niño de 2 años, fue sentenciada a cadena perpetua simplemente por poseer una Biblia. Las sentencias para los cristianos en este país pueden variar desde 15 años hasta cadena perpetua, mostrando la brutalidad del régimen hacia aquellos que practican esta religión.

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En medio de esta persecución despiadada, surge la valiente labor de la organización sin fines de lucro, Korea Future, que lucha incansablemente por los derechos humanos en el país asiático. Según sus afirmaciones, el gobierno persigue a personas que practican la fe cristiana o poseen artículos relacionados con su fe, como cruces y biblias, o incluso simplemente se asocian con personas del mismo credo. Ser descubiertos con estas pertenencias puede significar arresto, detención, tortura, trabajo forzado, deportación o incluso la muerte.

A pesar de que la constitución de Corea del Norte garantiza la libertad religiosa y las iglesias en Pyongyang se utilizan como prueba de esta garantía, el informe del Departamento de Estado sostiene que estas iglesias son en realidad “obras de exhibición para los extranjeros”. Los residentes del país, por otro lado, no tienen la libertad de practicar la fe cristiana.

Este caso absurdo ilustra el extremo al que puede llegar un sistema anticristo, apresando incluso a un niño pequeño por el simple hecho de leer la Palabra de Dios. Ante esta injusticia, es imperativo que como iglesia internacional, nos unamos en oración por aquellos que son perseguidos. Necesitamos rogar por su valentía y fortaleza para que sigan predicando el Evangelio, incluso en las condiciones más hostiles.

Ver video del suceso aquí: